El Dr John Manning tiene una curiosa teoría: existe una relación evidente entre la longitud de nuestro dedo anular y la cantidad de testosterona que hemos recibido durante nuestra fase embrionaria.
Afirma que la longitud del dedo anular será mayor cuanta más cantidad de testosterona (hormona masculinizante) hayamos recibido en el seno materno, mientras que nuestro dedo índice tendrá mayor longitud cuanta mayor cantidad de estrógenos (hormona feminizante) hayamos incorporado «in utero».
Con ánimo de validar esta teoría hace el siguiente experimento. Reune a 5 corredores masculinos de edades similares y con similares entrenamientos y, unicamente midiendo las longitudes de sus anulares, realiza una predicción sobre el resultado de la carrera que van a realizar.
¿Que qué tiene que ver la testosterona con el atletismo? Pues realmente bastante, porque a igualdad de edad y entrenamiento, en teoría será más rápido aquel que posea más testosterona.
Sin contar las funciones puramente sexuales que lleva a cabo en nuestro organismo (desarrollo del pene, de los testículos, de las glandulas sexuales, activación de la espermiogénesis y aumento (AUMENTO) de la líbido), esta hormona androgénica producida por los testículos es la encargada de desarrollar los caracteres sexuales secundarios propios del sexo masculino. Además del agravamiento de la voz, la activación de las glándulas sebáceas, el engrosamiento de la piel, y el incremento de la agresividad tenemos:
– Provoca un aumento en estatura
– Desarrolla los huesos aumentando la densidad de los mismos
– Incrementa la masa muscular tanto en a nivel de la musculatura esquelética como en la musculatura cardíaca.
Esas son las razones que nos hacen pensar, al menos al Dr John Manning, que en individuos con las mismas condiciones tendrán ventaja aquellos con los anulares más largos, o lo que es lo mismo, con mayor producción neta de testosterona.
Os dejo el video de 5 minutos en el que se lleva a cabo el experimento con los corredores:
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