Kitty Genovese era una camarera en un bar de Queens (Nueva York) allá por la década de los 60. Una noche, a las 3 de la madrugada y tras haber acabado sus quehaceres diarios se dirigía a su casa, ubicada en un bloque de apartamentos de Kew Gardens.
La joven de 29 años, aparcó su coche a escasos 30 metros de su piso y fue caminando hacia la entrada.
Tuvo mala suerte. Se encontró con Winston Moseley. Un psicópata necrófilo que ya había matado a otras 2 mujeres antes que a Kitty y que se había fijado en la muchacha durante una visita al bar en el que trabajaba.
Corrió tras ella, la acuchilló 2 veces en la espalda dejandola malherida y se fue durante 10 minutos (al parecer había llamado la atención de algún vecino que le increpó pero que no bajó a socorrerla) para volver con posterioridad.
Se encontró a Kitty en el suelo, desangrándose y sus ansias homicidas le hicieron acabar la faena: la acuchilló repetidamente en plena calle, la violó mientras agonizaba y le robó 49 dólares que llevaba en los bolsillos.
Tardó 30 minutos en matarla. Durante ese tiempo al menos una docena de personas observaron el suceso, aunque el árticulo que salió en el Times señalaba hasta 38 espectadores.
Ninguno de ellos hizo nada por ayudarla. Nada.
Este hecho real se cuenta en los libros de psicología (a modo de parábola) para ejemplarizar lo que se denomina como Efecto Espectador.
Es un fenómeno psicológico por el cual es más improbable que alguien intervenga en un suceso cuanto mayor sea la cantidad de gente que lo observa.
Se basa en que la responsabilidad individual queda diluida en la responsabilidad colectiva de tal forma que nadie de los presentes siente que deba hacer algo a la espera de que lo hará otra persona.
El efecto espectador ha sido comprobado en laboratorio con experimentos como el siguiente:
La investigadora propone a los participantes en el experimento que rellenen un formulario. Mientras lo hacen ella se ausenta de la habitación hacia una habitación contigua. Una vez separados desde la habitación en la que está la investigadora se oyen ruidos, golpes, gritos de dolor, llanto y luego silencio. En cuanto la situación estaba creada se valoraba la reacción de los individuos de la otra habitación y se llegó a los siguientes resultados:
– si las personas estaban solas corrían a socorrer a la investigadora en un 70% de ocasiones.
– si las personas estaban acompañadas la socorrían solo en un 20% de las ocasiones.
Otro experimento que se realizó para comprobar el efecto espectador es la simulación de un secuestro de una niña en plena calle.
Un hombre intenta tirar de ella hacia una furgoneta mientras la niña pide ayuda desesperada gritando «sueltame, no eres mi papá». Mirad en este video la reacción de muchas personas (está en inglés pero la idea se entiende perfectamente):
Y llegados a este punto no faltará quien se esté preguntando quien es Yue Yue y que tiene que ver con todo lo que acabo de contar.
Yue Yue era una niña china, de 2 años de edad que, en un despiste de sus padres en un mercado de Guangdong fue atropellada 2 veces por 2 vehículos distintos. Estuvo tirada en la calle agonizante desde las 17:25 en la que, según la cámara de seguridad le pasa por encima la primera furgoneta hasta las 17:33 momento en el que una mujer que recogía chatarra la arrima a un lateral de la carretera.
En ese intervalo de tiempo pasan por su lado (y algunos hijos de puta por encima de ella) más de 15 personas y NADIE, nadie hace nada por la niña.
Os advierto que el video da escalofríos.
Este atropello, como se puede comprobar en el video sucedió el día 13 de este mes. Esta noche, a las 00:32 hora local ha muerto en el hospital en el que estaba ingresada.
Los médicos dicen que por muerte cerebral debido a las lesiones internas tan graves de los atropellos. Yo creo que ha muerto de asco.
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